Introducción resiliencia de infraestructuras críticas ante amenazas cibernéticas y físicas
La resiliencia de infraestructuras críticas como las redes eléctricas es más importante que nunca en el mundo actual de ciberamenazas de rápida evolución y desastres naturales exacerbados por el cambio climático. Los apagones pueden tener impactos debilitantes en la seguridad nacional, la salud pública y la seguridad, así como en la continuidad económica.
En los últimos años, sofisticados actores de amenazas han atacado repetidamente las redes eléctricas de todo el mundo con diversos grados de éxito. Se prevé que el número y la complejidad de los ciberataques a infraestructuras críticas solo aumentarán en el futuro. Simultáneamente, las inundaciones, las tormentas, los incendios forestales y otros fenómenos meteorológicos extremos se están volviendo más graves y frecuentes con el cambio climático, lo que supone sus propias amenazas físicas.
Reforzar la resiliencia ciberfísica de los sistemas de energía frente a esta doble amenaza es imperativo. La resiliencia se refiere a la capacidad de prepararse, adaptarse y soportar, responder rápidamente, así como recuperarse y aprender tanto de ciberataques como de incidentes físicos.
Una red verdaderamente resiliente es aquella que puede aislar rápidamente las amenazas, redirigir la energía, recuperar los componentes comprometidos y restaurar los servicios de electricidad con una interrupción mínima. Esto requiere planificación y coordinación entre organizaciones públicas y privadas en toda la industria energética.
Hay varias medidas clave que las empresas de servicios públicos y otras partes interesadas pueden implementar para mejorar la resiliencia de la red eléctrica:
Pasos para mejorar la resiliencia
1. Colaboración e intercambio de información
Unir fuerzas entre empresas, sectores y fronteras es de suma importancia para combatir las ciberamenazas de rápida evolución contra infraestructuras críticas como los sistemas de electricidad.
Una mayor colaboración permite una preparación más efectiva al aumentar la conciencia situacional, agrupar recursos y capacidades, coordinar la respuesta a incidentes y facilitar la asistencia mutua. Esto implica que tanto las entidades del sector público como las del sector privado trabajen juntas dentro de los países, así como a través de las fronteras nacionales.
Las iniciativas de colaboración para reforzar la resiliencia de la red abarcan:
- Compartir las mejores prácticas y lecciones aprendidas de incidentes y esfuerzos de respuesta anteriores para mejorar continuamente la resiliencia. Esto permite a las organizaciones evaluar el rendimiento y adoptar estrategias de mitigación de riesgos efectivas ya empleadas en otros lugares.
- Capacitaciones y ejercicios conjuntos para probar y refinar los planes de contingencia, los procedimientos de emergencia, los protocolos de comunicación de crisis y otras prácticas de fomento de la resiliencia. Trabajar junto a socios para simular condiciones del mundo real es una preparación invaluable.
- Sistemas de alerta temprana y compartición de información sobre amenazas para lograr una conciencia situacional procesable. Esto faculta a los socios para detectar anomalías, reconocer patrones de ataque, identificar vulnerabilidades del sistema, anticipar riesgos climáticos extremos y reforzar proactivamente las defensas.
- Desarrollar Memorandos de Entendimiento (MoU) que designen roles y responsabilidades para la cooperación en educación, gestión de riesgos, respuesta a incidentes y recuperación. Aclarar la rendición de cuentas de las partes interesadas antes de tiempo facilita reacciones más coordinadas.
Además de la colaboración bilateral entre empresas y agencias, la participación en Centros de Intercambio y Análisis de Información (ISAC) proporciona un centro efectivo para la distribución multilateral de información sobre amenazas cibernéticas y físicas entre propietarios y operadores de infraestructuras críticas. Los ISAC permiten un intercambio de información oportuno, relevante y procesable para detectar y mitigar los peligros de rápida evolución.
2. Enfoque interdisciplinario
Dada la compleja integración de elementos cibernéticos y físicos que sostienen las operaciones de la red, mejorar la resiliencia requiere experiencia y perspectivas que abarcan innumerables disciplinas, desde matemáticas, ingeniería y ciencia de datos hasta análisis de riesgos, administración de sistemas y más.
Las iniciativas de desarrollo de la fuerza laboral destinadas a empoderar a la próxima generación con conjuntos de habilidades interdisciplinarias para proteger la resiliencia de la red son imperativas. Las vías educativas que integran sistemas de energía, ciberseguridad y análisis de datos equiparán a los graduados para gestionar las amenazas modernas.
Asimismo, los servicios públicos y los reguladores deben fomentar la colaboración interdepartamental/interdivisión interna, así como las asociaciones externas para aprovechar los diversos conocimientos especializados de:
- TI y OT: la convergencia de sistemas de tecnología de la información (TI) y tecnología operativa (TO) amplía las superficies de ataque. La estrecha coordinación de los equipos de InfoSec-OT es vital para comprender las intersecciones e interdependencias donde las amenazas pueden propagarse entre dominios.
- Expertos en infraestructura física y ciberseguridad: la aportación conjunta de ingenieros que gestionan el hardware/los activos de la red y los analistas que manejan la seguridad de la red/del sistema permite la detección integral de vulnerabilidades y el equilibrio de estrategias de fortalecimiento basadas en riesgos.
- Científicos de datos, desarrolladores de software y analistas de amenazas: la defensa moderna de la red depende en gran medida de las tuberías de macrodatos, la IA/ML y los algoritmos personalizados. Los especialistas técnicos de todas estas áreas deben trabajar mano a mano entrenando modelos, mejorando la detección, guiando la respuesta y más.
Ninguna sola disciplina tiene todas las respuestas para los complejos desafíos que enfrentan las infraestructuras de energía actuales. Una perspectiva interdisciplinaria sustenta soluciones efectivas.
3. Detección dinámica de ciberataques
Se necesitan capacidades de caza de amenazas más dinámicas y basadas en el comportamiento que aprovechen técnicas avanzadas como el aprendizaje automático.
Las soluciones que permiten la detección de anomalías en tiempo real recopilando telemetría de activos críticos y puntos de referencia para modelar estados normales y anormales del sistema, son clave.
4. Política y regulación
Más allá de las salvaguardias técnicas implementadas directamente en la infraestructura de red, la política y la regulación que rigen las prácticas de gestión de riesgos de ciberseguridad también son integrales para una resiliencia generalizada.
Los ámbitos políticos donde los gobiernos pueden fortalecer la postura de resiliencia ciberfísica en los ecosistemas de electricidad incluyen:
- Evaluación y gestión de riesgos
- Fuerza laboral y liderazgo
- Intercambio y presentación de informes
- Tecnología y arquitectura
- Cumplimiento y aplicación
Se necesita un equilibrio cuidadoso al dar forma a las intervenciones políticas para evitar cargas regulatorias excesivas que desvíen recursos de los controles significativos. Sin embargo, una legislación prudente crea una urgencia positiva para la mejora continua de la resiliencia cibernética.
5. Aprendizaje de ataques pasados
Los intentos de incidentes cibernéticos y los ataques exitosos contra infraestructuras de electricidad ofrecen aleccionadores estudios de casos de los cuales el sector energético puede aprender para reforzar las defensas.
Algunos ejemplos primarios de intrusiones impactantes en la red en la última década incluyen los ataques a la red eléctrica de Ucrania en 2015 y 2016, y el ataque del tirador a la interconexión occidental en 2013.
Estos y otros estudios de casos proporcionan lecciones vitales para bloquear rutas de ataque, asegurar activos, registrar diligentemente, diseñar de forma redundante y recuperarse rápidamente de incidentes tanto dentro como fuera del dominio cibernético.
6. Colaboración global
La resiliencia cibernética es un desafío sin fronteras, con incidentes en el extranjero que tienen implicaciones nacionales a medida que las redes se vuelven más interconectadas.
A medida que las metodologías de ataque se extienden en todo el mundo, también deben hacerlo las estrategias para fortalecer las defensas entre países asociados y aliados.
7. Investigación e innovación
La I+D enfocada en avanzar soluciones de resiliencia ciberfísica para sistemas de energía es fundamental para superar las amenazas de rápida evolución en un mundo cada vez más dependiente de la electricidad.
Las áreas técnicas que presencian una innovación vibrante incluyen:
- Detección de amenazas y simulación
- Modernización de infraestructuras heredadas
- Arquitecturas y equipos de redes eléctricas resilientes
- Respuesta a incidentes y recuperación
Desde laboratorios de investigación universitarios hasta empresas de tecnología del sector privado y centros de I+D de servicios públicos, el progreso en todo un mosaico de innovaciones es esencial para superar a los actores de amenazas que tienen como objetivo la infraestructura de red. La inversión continua en investigación permite avances en resiliencia.
8. Auditorías y concienciación
Además de las medidas técnicas y organizativas mencionadas anteriormente, realizar auditorías de ciberseguridad periódicas e implementar iniciativas continuas de concienciación y capacitación ayudará a mantener a la red eléctrica a la vanguardia de la evolución de las amenazas.
- Auditorías de ciberseguridad: evaluaciones exhaustivas de vulnerabilidades ayudan a identificar brechas y debilidades en los controles actuales de ciberseguridad. Abordar estas brechas fortalece la postura de ciber-resiliencia.
- Concienciación sobre ciberseguridad: la capacitación continua de todo el personal, desde la gerencia hasta los ingenieros de campo, sobre las últimas tácticas, técnicas y procedimientos (TTP) de amenazas crea una cultura de vigilancia compartida. Un personal más concienciado puede reconocer y responder mejor a la actividad maliciosa.
- Simulacros de ingeniería social: ejercicios inofensivos de phishing ayudan a identificar empleados proclives a hacer clic. Capacitar a estos empleados reduce la superficie de ataque. Llevar a cabo estos simulacros de forma regular mantiene los peligros de manipulación humana en la mente de todos.
Fortalecer la aptitud en materia de concienciación sobre amenazas en todos los niveles del personal de la red eléctrica es tan crucial como implementar potentes software o hardware de seguridad. Combinando ambos se logra una resiliencia óptima.
9. Mantenimiento proactivo
Además de prepararse para lo peor, las empresas de servicios públicos deben adoptar un enfoque proactivo para mantener sus activos cibernéticos y físicos en las mejores condiciones posibles. Esto incluye:
- Actualizaciones regulares de software y parches para abordar las vulnerabilidades a medida que surgen. No aplicar parches de seguridad vitales durante demasiado tiempo deja peligrosas lagunas.
- Sustitución proactiva de hardware y software heredados que han alcanzado el fin de su vida útil de soporte del proveedor por alternativas modernas y seguras. Seguir utilizando sistemas no admitidos aumenta el riesgo.
- Inversiones periódicas en infraestructura eléctrica para llevar a cabo mejoras y modernizaciones proactivas, en lugar de solo reparaciones y parches reactivos cuando fallan componentes antiguos.
Una postura proactiva para gestionar el riesgo es esencial, en lugar de solo reaccionar a medida que ocurren las crisis. Esto reduce las probabilidades de interrupciones importantes del servicio eléctrico durante incidentes, ya sean causados por adversarios o factores ambientales.
10. Cultura de resiliencia
Finalmente, fomentar intencionadamente una cultura interna robusta que valore la resiliencia, la redundancia, la preparación para emergencias y la mentalidad de seguridad crea la base para que las demás medidas técnicas y organizativas tengan éxito.
Sin el compromiso de los líderes y el personal en todos los niveles con los principios de una postura resiliente, cualquier otra intervención será insuficiente. Promover continuamente una cultura de resiliencia a través de la capacitación, los ejercicios de simulación, el diseño de sistemas seguros y un enfoque de gestión proactivo del riesgo es fundamental.
11. Colaboración con agencias gubernamentales
Si bien gran parte de la responsabilidad de proteger la infraestructura eléctrica recae en los operadores privados, también es esencial una estrecha colaboración con las agencias gubernamentales.
Los organismos gubernamentales pueden proporcionar:
- Información oportuna sobre amenazas emergentes observadas que pueden afectar al sector energético
- Fondos para investigación e innovación enfocados en mejorar la resiliencia de la red
- Directrices y estándares de ciberseguridad para la infraestructura crítica
- Apoyo legal y regulatorio para imponer requisitos mínimos de seguridad
- Coordinación de respuesta a incidentes a gran escala que superan la capacidad individual de cualquier empresa privada
Cultivar relaciones sólidas entre operadores de redes eléctricas y organismos como el Departamento de Seguridad Nacional, la Agencia de Seguridad de Infraestructuras y Ciberseguridad (CISA), el Centro de Protección de Infraestructuras Nacionales (NIPC) y centros de intercambio de información y análisis (ISAC) verticales del sector energético es invaluable para una preparación y respuesta coordinada.
12. Pruebas y optimización continuas
Incluso después de implementar las medidas descritas, los operadores de redes siempre deben buscar la optimización y mejora continuas sometiendo sus entornos y controles a pruebas regulares.
Las evaluaciones de vulnerabilidad, las pruebas de penetración, los equipos de red internos y las simulaciones de crisis ayudan a identificar las brechas actuales en la postura de ciber-resiliencia. Abordar estas brechas a través de nuevos controles o la mejora de los existentes eleva continuamente la madurez de la seguridad.
El perfeccionamiento de la ciber-resiliencia es un viaje continuo sin un punto final claro. Pero la aplicación diligente de las mejores prácticas aquí descritas prepara a la red eléctrica para resistir y recuperarse incluso de los ataques y condiciones más extremos del mundo real.
Conclusión resiliencia de infraestructuras críticas ante amenazas cibernéticas y físicas
En conclusión, mejorar la resiliencia de la red eléctrica frente a las crecientes ciberamenazas y amenazas físicas requiere un enfoque multipronged respaldado por inversiones focalizadas, colaboración e innovación en las organizaciones de infraestructura eléctrica.
Implementando medidas como formar alianzas público-privadas para el intercambio de inteligencia, fomentar fuerzas de trabajo especializadas e instituir paradigmas de ingeniería y arquitectura de equipos informados sobre ciberamenazas, los interesados de la red pueden transformar las posturas defensivas.
Madurando estas capacidades de seguridad cibernética y prácticas de gestión de riesgos, el sector energético puede prevenir, resistir, detectar rápidamente, mitigar y recuperarse mejor de los potencialmente catastróficos incidentes de ataques y desastres, salvaguardando así la entrega crítica de electricidad de la que depende la sociedad.
Reforzar la resiliencia es un proceso continuo a medida que surgen nuevas amenazas, pero las organizaciones que incorporan estas medidas fundamentales dentro de sus culturas operativas tienen más posibilidades de adaptarse y sobrevivir en una era turbulenta para las infraestructuras críticas. Priorizar la resiliencia de la red hoy rinde dividendos para la sociedad del mañana.